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Acompañamiento espiritual ¿que es?

El acompañamiento espiritual es el arte de caminar juntos en el camino de la fe; como está muy bien representado en el evangelio de San Lucas, donde se manifiesta el proceso que Jesús realiza con los dos discípulos de Emaús (Lc. 24, 13 – 35).

En esa lectura del Evangelio, Jesús nos muestra de una manera clara como solo Él lo puede hacer. En primer lugar escucha atentamente a los discípulos y luego dirige toda la conversación para que, desde la propia realidad de los discípulos (tristeza, desamino, fracaso) los haga recapacitar, pensar y reflexionar; a partir de las Sagradas Escrituras. A pesar de la dureza de corazón de sus discípulos, Jesús sabe cómo “trabajarla” para lograr el encuentro con Su

Persona, hasta llegar a la fracción del pan, donde se produce el milagro, vuelve la alegría del Resucitado, el gozo de la presencia de Jesús Resucitado. Los discípulos regresan a Jerusalén, a su comunidad, que es “madre”, y es así como todo acompañamiento debe ser como este camino a Emaús y vuelta a Jerusalén.

Todos en algún momento de la vida pasamos por momentos de tristeza, de soledad, donde no encontramos cómo seguir adelante. Sobre todo, en esos tiempos es fundamental abrirse a otra persona que nos pueda acompañar y ayudar a encontrar una salida. Definir quién es esa persona es también muy importante, y siempre hay que asegurarse que sea alguien con experiencia de Dios y con formación. Sino puede darse el dicho de que “un ciego conduce a otro ciego”.

El acompañamiento espiritual ayuda a poder ver esa presencia de Dios en nuestras vidas, en la vida de cada uno. Dios no nos abandona, nos da la explicación de lo que va pasando en nuestra vida, pero no al tiempo y a la forma que nosotros queremos. Además, nos invita a preguntarle al Señor ¿Para qué? ¿Qué quieres de mí? y no encerrarnos en el porqué de las situaciones de la vida. De esta forma empezamos a abrir el corazón para que nuestro Padre del

Cielo nos hable y nosotros escuchemos lo que Él nos quiere decir. Para esto se sirve de las personas que tiene a nuestro lado para acompañarnos.

Para san Ignacio de Loyola el que acompaña no necesariamente tiene que ser sacerdote o religioso, puede ser un laico bien formado y de una vida de fe que testimonie la presencia de Dios en las actividades que realiza.

El acompañamiento es necesario para descubrir, junto con el discernimiento, la voluntad de Dios para mi vida hoy, pero no es fácil hacerlo sólo; por ello el acompañante tiene esta función: es un mediador entre el Espíritu Santo y la persona acompañada. No tiene nada que ver con la confesión sacramental.

Por esto, te prestamos este servicio del acompañamiento espiritual para ayudarte a poder escuchar lo que Dios tiene para decirte hoy; y poder discernir el camino al cual te llama para seguir a Jesús en tu vida cotidiana.

Asimismo, si decides formarte como acompañante espiritual te ofrecemos la ESCAE (Escuela de Acompañamiento Espiritual), un itinerario formativo para dejarse acompañar y acompañar a otros.

En todo amar y servir

Fernando cpcr y equipo de acompañamiento.